Hijo

lunes, 10 de agosto de 2009
Un hijo, dáme un hijo.
Dijo la mujer a las estrellas.
Cuanto más respiro, más anhelo.
Mirame, estoy sonriendo, pero esta revolución
en la que vivimos, de la estampida de papeles
nos arrastra y quiere ver más allá de los ráyeles.

Quieren levantar sus puños ante nuestro rostro.
Favorecerá el agua, con la raíz del fuego.
Consumirá la noche ese aire tan fresco que me embriaga.
Razonaran nuestros sexos, para llegar al final.
Ese final tan sublime, tan blanco que nacerá
dentro de mi mano y tu mano.
Caminaré, te lo aseguro, por tu cuerpo y arreglaré mis días
cuando sale el Sol para andar desnudo con la verdad.

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Hijo

lunes, 10 de agosto de 2009
Un hijo, dáme un hijo.
Dijo la mujer a las estrellas.
Cuanto más respiro, más anhelo.
Mirame, estoy sonriendo, pero esta revolución
en la que vivimos, de la estampida de papeles
nos arrastra y quiere ver más allá de los ráyeles.

Quieren levantar sus puños ante nuestro rostro.
Favorecerá el agua, con la raíz del fuego.
Consumirá la noche ese aire tan fresco que me embriaga.
Razonaran nuestros sexos, para llegar al final.
Ese final tan sublime, tan blanco que nacerá
dentro de mi mano y tu mano.
Caminaré, te lo aseguro, por tu cuerpo y arreglaré mis días
cuando sale el Sol para andar desnudo con la verdad.

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