En un cuaderno escribí mi desesperación.
En mi cuerpo resigné mi tristeza.
En la arena junto al mar dibujé al sol y aguardé tu belleza.
En las paredes del centro grafitié las cadenas del descanso de tus ojos.
En el cielo pinté con mis dedos tus pechos grandes y rebosantes.
Con mis ojos marqué tu linea de amor hacia la vida.
En la oscuridad una sombrilla de luz giraba y alcanzaba los rincones que se creían dormidos.
Y yo, simplemente, amanecí a tu lado, después de recoger en el jardín cuantas flores pude, cuantas puede el ojos ver.
Y asombrarse.
Pues ellas me pintan a mi, en tus manos.
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Dibujos
lunes, 10 de agosto de 2009
En un cuaderno escribí mi desesperación.
En mi cuerpo resigné mi tristeza.
En la arena junto al mar dibujé al sol y aguardé tu belleza.
En las paredes del centro grafitié las cadenas del descanso de tus ojos.
En el cielo pinté con mis dedos tus pechos grandes y rebosantes.
Con mis ojos marqué tu linea de amor hacia la vida.
En la oscuridad una sombrilla de luz giraba y alcanzaba los rincones que se creían dormidos.
Y yo, simplemente, amanecí a tu lado, después de recoger en el jardín cuantas flores pude, cuantas puede el ojos ver.
Y asombrarse.
Pues ellas me pintan a mi, en tus manos.
En mi cuerpo resigné mi tristeza.
En la arena junto al mar dibujé al sol y aguardé tu belleza.
En las paredes del centro grafitié las cadenas del descanso de tus ojos.
En el cielo pinté con mis dedos tus pechos grandes y rebosantes.
Con mis ojos marqué tu linea de amor hacia la vida.
En la oscuridad una sombrilla de luz giraba y alcanzaba los rincones que se creían dormidos.
Y yo, simplemente, amanecí a tu lado, después de recoger en el jardín cuantas flores pude, cuantas puede el ojos ver.
Y asombrarse.
Pues ellas me pintan a mi, en tus manos.
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