Mirada alógica

lunes, 10 de agosto de 2009
Tú, yo y la cama.
Tú festejas este día en el jardín.
Vientos de la noche que inundan nuestro pecho, ya proclama.
Mírame mujer yo soy la brisna, la orgía y la luz al mismos tiempo.
Pues la oscuridad nos hace añicos, en este cuento sin fin.

Desarrollo entre los danzantes, donde quisieran navegar muy cerca de ti.
Muy libremente, pero cerca de ti.
Cuando los banquetes se sirvan amanecen fríos y tu los calientas con tu ser, con tus piernas, con la luz que viene desde lo alto.
Ese frenesi no se elimine de tu mirada.
La voluntad de verte y tocarte en ese jardín hace del entusiasmo un toque mágico e irreversible.

Pero la fragmentación de tu voz se va escurriendo entre guaridas.
Entre cuevas, que resguarda los que pernoctan y peregrinan.
Tú, yo y la cama.
Que festejo tan magnifico mujer mia.

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Mirada alógica

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Tú, yo y la cama.
Tú festejas este día en el jardín.
Vientos de la noche que inundan nuestro pecho, ya proclama.
Mírame mujer yo soy la brisna, la orgía y la luz al mismos tiempo.
Pues la oscuridad nos hace añicos, en este cuento sin fin.

Desarrollo entre los danzantes, donde quisieran navegar muy cerca de ti.
Muy libremente, pero cerca de ti.
Cuando los banquetes se sirvan amanecen fríos y tu los calientas con tu ser, con tus piernas, con la luz que viene desde lo alto.
Ese frenesi no se elimine de tu mirada.
La voluntad de verte y tocarte en ese jardín hace del entusiasmo un toque mágico e irreversible.

Pero la fragmentación de tu voz se va escurriendo entre guaridas.
Entre cuevas, que resguarda los que pernoctan y peregrinan.
Tú, yo y la cama.
Que festejo tan magnifico mujer mia.

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