Hay tanta gente aquí.
Siempre escribo en la misma forma.
¿En verdad soy tan fuerte?
Todo es tan diverso en este mar que pesa el vacio inexistente.
Una nube que precipita por medio de tus ojos, se asemeja a un lobo hambriento que apunto de devorar al viento.
Nunca he sido tan libre como lo soy ahora, a tu lado, tan libre de gritar quien he sido y quien soy.
Mi cuerpo ha cambiado; mis dedos mordidos, mi cuerpo ha engordado, mi pelo ha caido, me dicen que la sonrisa y la chispa ha caido, pero aún sigo brillando y mi fuerza está más plena.
Ya va a pasar me digo, ya va a pasar me dice mi amor, tú y sólo tú.
tengo un suspiro de todo este clamor.
y sigo escribiendo de la misma forma.
todos los días he de empezar, como el Sol renace en la mañanas por las montañas.
la ansiedad de sentirme perdido donde he de dibujarme un mapa desconocido.
Y antes de la aurora, despierto.
Siempre desnudo y friolento.
Con tantas ganas de estar a tu lado y penetar tu mundo.
Deslizando mi boca entre tus pechos, firmes y suaves , mi lengua mortal marcará rutas por tu espalda y mis manos serán testigas de tus muslos que brotan de delicia.
Así nace la blancura, cada día en este mar.
Así tu amor, me haces el amor.
Me dices que enfrente mi presente.
A veces recaigo en el pasado y casi siempre me rio de aquellos momentos.
Ahora se del valor de las palabras, Salidas del corazón.
Donde las perlas nunca brillan sino los zafiros, esto se percibe cuando te abrazo y te beso constantemente, en el pasar de todos los días.
Mis ojos ven hacia la tierra y trato de escribir con mis dedos en ella. Canciones que invento, algunas otras solo son palabras interesantes.
Una hoja en blanco es todo lo que tengo para plasmar mi profundidad, y perplejidad que nunca me deja ser.
Me conoces.
Me llamas.
Escarvo sobre las aguas, las ondas aprietan a mis manos pero luego rebotan en saludos de compañeros que han llegado y tu estás a mi lado.
Está carta es tuya desde el momento en que me hiciste tuyo.
En que me llevaste a tu soledad y me hiciste participe de tu amor.
Y este amor arde de deseo.
Quema de felicidad.
He de regresar.
De retornar.
No he de dejarme caer.
Y aveces se comentan entre muros, ¿Quienes somos, si aún no te he hecho sonreir?
El ser se cree superior.
Yo solo soy.
Y he de retornar.
Y de regresar victorioso de mis batallas, de regresar a hacerte el amor y mirar las estrellas.
las miraré desde tu colina.
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lunes, 10 de agosto de 2009
Hay tanta gente aquí.
Siempre escribo en la misma forma.
¿En verdad soy tan fuerte?
Todo es tan diverso en este mar que pesa el vacio inexistente.
Una nube que precipita por medio de tus ojos, se asemeja a un lobo hambriento que apunto de devorar al viento.
Nunca he sido tan libre como lo soy ahora, a tu lado, tan libre de gritar quien he sido y quien soy.
Mi cuerpo ha cambiado; mis dedos mordidos, mi cuerpo ha engordado, mi pelo ha caido, me dicen que la sonrisa y la chispa ha caido, pero aún sigo brillando y mi fuerza está más plena.
Ya va a pasar me digo, ya va a pasar me dice mi amor, tú y sólo tú.
tengo un suspiro de todo este clamor.
y sigo escribiendo de la misma forma.
todos los días he de empezar, como el Sol renace en la mañanas por las montañas.
la ansiedad de sentirme perdido donde he de dibujarme un mapa desconocido.
Y antes de la aurora, despierto.
Siempre desnudo y friolento.
Con tantas ganas de estar a tu lado y penetar tu mundo.
Deslizando mi boca entre tus pechos, firmes y suaves , mi lengua mortal marcará rutas por tu espalda y mis manos serán testigas de tus muslos que brotan de delicia.
Así nace la blancura, cada día en este mar.
Así tu amor, me haces el amor.
Me dices que enfrente mi presente.
A veces recaigo en el pasado y casi siempre me rio de aquellos momentos.
Ahora se del valor de las palabras, Salidas del corazón.
Donde las perlas nunca brillan sino los zafiros, esto se percibe cuando te abrazo y te beso constantemente, en el pasar de todos los días.
Mis ojos ven hacia la tierra y trato de escribir con mis dedos en ella. Canciones que invento, algunas otras solo son palabras interesantes.
Una hoja en blanco es todo lo que tengo para plasmar mi profundidad, y perplejidad que nunca me deja ser.
Me conoces.
Me llamas.
Escarvo sobre las aguas, las ondas aprietan a mis manos pero luego rebotan en saludos de compañeros que han llegado y tu estás a mi lado.
Está carta es tuya desde el momento en que me hiciste tuyo.
En que me llevaste a tu soledad y me hiciste participe de tu amor.
Y este amor arde de deseo.
Quema de felicidad.
He de regresar.
De retornar.
No he de dejarme caer.
Y aveces se comentan entre muros, ¿Quienes somos, si aún no te he hecho sonreir?
El ser se cree superior.
Yo solo soy.
Y he de retornar.
Y de regresar victorioso de mis batallas, de regresar a hacerte el amor y mirar las estrellas.
las miraré desde tu colina.
Siempre escribo en la misma forma.
¿En verdad soy tan fuerte?
Todo es tan diverso en este mar que pesa el vacio inexistente.
Una nube que precipita por medio de tus ojos, se asemeja a un lobo hambriento que apunto de devorar al viento.
Nunca he sido tan libre como lo soy ahora, a tu lado, tan libre de gritar quien he sido y quien soy.
Mi cuerpo ha cambiado; mis dedos mordidos, mi cuerpo ha engordado, mi pelo ha caido, me dicen que la sonrisa y la chispa ha caido, pero aún sigo brillando y mi fuerza está más plena.
Ya va a pasar me digo, ya va a pasar me dice mi amor, tú y sólo tú.
tengo un suspiro de todo este clamor.
y sigo escribiendo de la misma forma.
todos los días he de empezar, como el Sol renace en la mañanas por las montañas.
la ansiedad de sentirme perdido donde he de dibujarme un mapa desconocido.
Y antes de la aurora, despierto.
Siempre desnudo y friolento.
Con tantas ganas de estar a tu lado y penetar tu mundo.
Deslizando mi boca entre tus pechos, firmes y suaves , mi lengua mortal marcará rutas por tu espalda y mis manos serán testigas de tus muslos que brotan de delicia.
Así nace la blancura, cada día en este mar.
Así tu amor, me haces el amor.
Me dices que enfrente mi presente.
A veces recaigo en el pasado y casi siempre me rio de aquellos momentos.
Ahora se del valor de las palabras, Salidas del corazón.
Donde las perlas nunca brillan sino los zafiros, esto se percibe cuando te abrazo y te beso constantemente, en el pasar de todos los días.
Mis ojos ven hacia la tierra y trato de escribir con mis dedos en ella. Canciones que invento, algunas otras solo son palabras interesantes.
Una hoja en blanco es todo lo que tengo para plasmar mi profundidad, y perplejidad que nunca me deja ser.
Me conoces.
Me llamas.
Escarvo sobre las aguas, las ondas aprietan a mis manos pero luego rebotan en saludos de compañeros que han llegado y tu estás a mi lado.
Está carta es tuya desde el momento en que me hiciste tuyo.
En que me llevaste a tu soledad y me hiciste participe de tu amor.
Y este amor arde de deseo.
Quema de felicidad.
He de regresar.
De retornar.
No he de dejarme caer.
Y aveces se comentan entre muros, ¿Quienes somos, si aún no te he hecho sonreir?
El ser se cree superior.
Yo solo soy.
Y he de retornar.
Y de regresar victorioso de mis batallas, de regresar a hacerte el amor y mirar las estrellas.
las miraré desde tu colina.
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